Posts etiquetados ‘monumento’

Mi viaje fin de curso de octavo – no tengo muy claro si hoy día octavo equivale a segundo o tercero de ESO – fue un tanto extravagante. Fuimos a “Madrid y alrededores” y la visita organizada por mis profesores dejó de lado sitios tan fundamentales como el Museo del Prado, pero no olvidó el parque de atracciones o el museo de cera. A mí, la verdad, ver una réplica de un famoso a escala 1:1 – qué quieren que les diga – me trae al fresco. Mi única visita cultural en todo el viaje fue cuando en Toledo me empeñé, junto a un compañero que ahora es un extraordinario pintor, en ver el Entierro del Conde Orgaz del Greco.

Aunque el sitio más extraño, con diferencia, al que me llevaron mis profesores, fue al Valle de los Caídos. A mí los Caídos de pequeño me habían parecido unos entes sin rostro, que por alguna curiosa razón, habían “caído” por España. Ahora sé que se referían a una España “grande y libre” dominada por el fascismo en connivencia con la Iglesia Católica.

A mí el “grande y libre” se me atraganta porque imagino la plaza de Oriente y los miles de fanáticos alzando el brazo, en una mala imitación del fastuoso Tercer Reich de Hitler, rindiendo culto a un despiadado asesino.

Seguramente no soy objetivo, porque me he tragado casi en directo la transición, porque cuando murió, en su cama, el sanguinario dictador – el que me lo niegue que aporte pruebas de lo contrario -, yo tenía cuatro años y aunque no me enteraba de nada, algo en la atmósfera me impregnó el alma. En realidad, a medida que escribo, comprendo que no pretendo ser objetivo, porque ni puedo ni quiero. ¿Cómo ser objetivo cuando imagino las fosas comunes donde miles de inocentes fueron enterrados? ¿Cómo, si algunas fuentes aseguran que en los dieciocho años que duró la construcción del delirante monumento al fascismo católico en San Lorenzo del Escorial, murieron más de 27.000 personas?

«A mí el “grande y libre” se me atraganta porque imagino la plaza de Oriente y los miles de fanáticos alzando el brazo»

Las piedras majestuosas de la basílica –donde se apoya la cruz cristiana más alta del mundo – están cimentadas con la sangre y los huesos de los perdedores.

Ahora, que no me vendan que para que el Valle de los Caídos se convierta en un monumento nacional, símbolo de la reconciliación, o de la convivencia democrática, lo único que hay que hacer es trasladar los restos de Franco – cosa que por otra parte no va a suceder nunca, pues el Estado debe ceñirse a un acuerdo con la Iglesia, que tiene la última palabra sobre el traslado – .

Lo único que puede terminar con el amargo recuerdo de los que sufrieron en la guerra – que fueron de ambos bandos – es la muerte y el paso del tiempo.

Cuando no quede nadie que pueda recordar los ojos de espanto de su abuelo relatándole los horrores de la guerra, entonces quizá sea el momento de plantearse pasar página.

Y cuando eso suceda, por mí como si hacen una caldereta con los huesos del dictador, dinamitan la basílica y la convierten en un parque temático.

Esos sí, tendrá que ser un parque del Terror.

 Enlace: «El Valle de los Caídos solo podrá tener un significado democrático sin el cuerpo de Franco»