Posts etiquetados ‘me cai en una lancha’

La villanía es la cualidad – si es que se le puede llamar así – más traicionera, la que asoma en el momento más inoportuno. Cuando alguien construye una imagen, una fachada más o menos próxima a la realidad, tarda años en cultivarla, pulirla, broncearla y hacerla parecer creíble. La imagen se pule en el trabajo, con los amigos… Sin embargo esta labor de hormiguita, si no se corresponde con la realidad de quien somos, es muy frágil y se puede desmoronar en un instante en el que la villanía nos da una puñalada por la espalda y sale a flote, anteponiéndose a nuestra cuidada – y falsa – imagen de héroe.

Eso es lo que le ha pasado al Capitán del barco hundido a 200 metros de la costa italiana por una imprudencia suya. No contento con cometer un error garrafal – acercar peligrosamente un barco de 112.000 toneladas a los arrecifes de una isla – por puro exhibicionismo y soberbia, comete la villanía de escapar en un bote salvavidas olvidando todas sus obligaciones – entre ellas coordinar la puesta a salvo de los pasajeros y la tripulación – .

A este villano en España ya se le ha colocado a la altura de un espantajo cómico, en twitter por ejemplo, ayer se convirtió en Trending Topic (Tema del momento) la etiqueta #MeCaí EnUna Lancha que es la excusa que ha utilizado el capitán para justificar su espantada.

«La villanía es la cualidad – si es que se le puede llamar así – más traicionera, la que asoma en el momento más inoportuno.»

Como no hay ying sin yang, el polo opuesto del Capitán Villano ha sido el pasajero Guiseppe Girolamo que, sin dudarlo un segundo, cedió su sitio en un bote salvavidas a un niño que buscaba a sus padres. Ahora Girolamo está desaparecido y se ha convertido en un héroe nacional en Italia.

También hubo miembros de la tripulación que poniendo en riesgo sus vidas se esforzaron por ayudar a los pasajeros, evitando muchas más muertes.

Los héroes y los villanos no se hacen, nacen, y a lo mejor no hay que enfrentarse a un naufragio para que vean la luz, basta con encontrarse en una situación donde hay que tomar partido por el bien de otro o por el de uno mismo. El instinto de supervivencia nos empujará en algunos casos a poner tierra de por medio y a saltar a la lancha salvadora, pero en ocasiones despertará en nosotros el vaquero que se enfrenta a la muerte con la sonrisa torcida, sabiendo que no habrá recompensa ni palabras de agradecimiento. Miraremos a los ojos al niño, resoplaremos, nos quitaremos el chaleco salvavidas, le ayudaremos a subir a la lancha y veremos sonrientes como se aleja hacia la salvación.

«Los héroes y los villanos no se hacen, nacen, y a lo mejor no hay que enfrentarse a un naufragio para que vean la luz»

Luego, tal vez, si hay suerte, mucha suerte, tengamos nuestro premio en forma de cerveza al sol compartida con los amigos, para reírse de la historia.

En el caso de Girolamo no ha sido así, pero… ¿se podría pedir un final mejor?

Enlaces

El capitán del ‘Costa Concordia’ admite que el naufragio fue un error suyo

La historia de Giuseppe Girolamo